

Desarrollamos con estas posturas el equilibrio físico y mental, enraizándonos a nuestra Madre Tierra. Podemos empezar, por ejemplo, con el armado de El Árbol o veriksasana, y pasar luego a la Cigüeña o padahastasana, esto nos permite la flexión de toda la espalda hacia adelante, aumentando la circulación a la cabeza, con ello conseguiremos mayor flexibilidad de toda la columna, sobre todo, de la zona lumbar y dorsal. También estimula nuestros órganos abdominales y seda nuestro sistema nervioso.
Toda clase de yoga debe incluir por lo menos, una postura de equilibrio, adaptándola a la destreza del alumno.
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